03
Oct
2017
La gran riqueza de sus recursos naturales, su situación geográfica privilegiada y una población que casi duplica en número a la española son solo algunos de los elementos que hacen de Irán un atractivo socio comercial para los empresarios españoles.
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La República Islámica de Irán es un Estado de Oriente Medio y Asia Occidental. Limita con Pakistán y Afganistán por el este; Turkmenistán por el noreste; el mar Caspio por el norte; Azerbaiyán y Armenia por el noroeste; Turquía e Irak por el oeste y, finalmente, con la costa del golfo Pérsico y el golfo de Omán por el sur.

Es el decimoctavo país más extenso del mundo con 1.648.195 km² y tiene una población de casi 80 millones de personas. Es un país con una importancia significativa en la geopolítica al encontrarse entre Oriente Próximo y Asia Central. Teherán es la capital, además de ser el centro político, industrial, comercial y cultural del país.

El escenario actual:

La economía iraní ha sufrido en los últimos años los efectos de las sanciones, pero, tras el inicio de su progresivo levantamiento, contempla un horizonte muy prometedor como consecuencia de su rápida reincorporación a un mercado global que ofrece crecientes oportunidades.

La gran riqueza de sus recursos naturales, su situación geográfica privilegiada, una población que casi duplica en número a la española, el alto nivel de educación de sus ciudadanos y un gobierno comprometido con las reformas estructurales son solo algunos de los elementos que hacen de Irán un atractivo socio comercial para los empresarios españoles.

Sin embargo, esta última etapa ha coincidido con una coyuntura económica internacional desfavorable, marcada por la ralentización del crecimiento de las principales economías y por el mantenimiento de bajos niveles de precios del petróleo. Aun así, tras la estabilización del año 2015, la economía iraní creció ya por encima del 6% en 2016 con la inflación ya controlada, el desempleo en retroceso y una creciente aportación del sector industrial al crecimiento.

Reformas estructurales:

El gobierno iraní ha acometido además una ambiciosa estrategia de reformas estructurales. El plan de desarrollo 2016-2021 muestra su voluntad de conformar un modelo productivo más diversificado, resistente y sostenible que permita consolidar una plataforma de crecimiento y creación de empleo de calidad que se traduzca en un mayor bienestar para sus ciudadanos a largo plazo.

No se trata solo de producir y exportar más petróleo, sino de utilizar de manera eficiente los ingresos que genera para diversificar el modelo productivo, hacerlo más competitivo y mejor integrado en la economía global y en sus cadenas de valor. Porque será el sector no petrolífero el que va a producir la gran mayoría de las oportunidades de crecimiento y empleo en los próximos años.

Las reformas en los mercados de bienes y servicios permitirán avanzar hacia un modelo que promueva una economía abierta y que facilite a las fuerzas del mercado desencadenar la capacidad emprendedora de los empresarios iraníes para generar mayores niveles de productividad, de inversión, de empleo y de bienestar.

Aunque el período de vigencia de las sanciones comerciales internacionales provocó una importante caída del comercio bilateral, muchas empresas españolas continuaron realizando operaciones en los sectores permitidos sin llegar a abandonar ese mercado.

Oportunidades de negocio para las empresas españolas:

  • Infraestructuras (transporte por carretera, ferroviario, marítimo y aéreo).
  • Industria de transformación y aportación de valor añadido a la extracción de petróleo y gas.
  • Industria petroquímica.
  • Energías renovables.
  • Automoción.
  • Agroalimentario.
  • Médico-farmacéutico.
  • Maquinaria agrícola o para la minería.
  • Materiales de construcción.

Más información en el Informe económico y comercial sobre Irán

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