Los criterios de innovación medioambiental pueden ser también aplicados en las sistemáticas de gestión de la empresa, abarcando aspectos como la definición de los sistemas de tratamiento de residuos, los criterios de diseño de producto, la negociación de las relaciones con los proveedores, el desarrollo de nuevas habilidades en los recursos humanos, la definición estratégica de la tecnología de la empresa y sus procesos productivos o el desarrollo de nuevas relaciones con los clientes.

La eco-gestión requiere la consideración explícita de los criterios ambientales en todos los procesos de estrategia de negocio y de innovación. Estos aspectos se describen en la Política de Productos Integrada (PPI), establecida por la Comisión Europea en el Libro Verde de 7 de febrero de 2001 (COM (2001) 68). La PPI se centra en los pilares del diseño ecológico de productos, los mecanismos de precios orientados a optimizar el rendimiento ecológico de los productos (basados en el principio “quien contamina paga”) y la elección informada a los consumidores, por ejemplo mediante el etiquetado, como medio para aumentar la demanda de productos respetuosos con el medioambiente. La PPI indica igualmente que los sistemas de gestión ambiental son instrumentos de valor para conocer y controlar el impacto de las actividades de una organización sobre el medioambiente.

Por lo tanto, una gestión ecoeficiente se podría apoyar en las siguientes herramientas:

  • Sistemas de gestión ambiental, que engloben la política medioambiental en la estrategia de la compañía. Estos instrumentos tienen un gran valor para conocer y controlar el impacto ambiental de los productos y procesos originados en la empresa.
  • Sistemas de gestión del ecodiseño, particularizados a la sistemática de la gestión ambiental en el diseño de productos.
  • Etiquetado de productos, como herramienta de información al consumidor que potencie la demanda de productos ecológicos.

Sistemas de Gestión Ambiental

Un sistema de gestión ambiental (SGA) es un ciclo continuado de planificación, acción, revisión y mejora de la actuación ambiental de la empresa en relación a la naturaleza, magnitud e impactos ambientales de sus actividades, productos y servicios. La implantación de un sistema de gestión ambiental permite que las organizaciones gestionen de manera sencilla los aspectos ambientales que se generan en sus diferentes actividades mejorando su comportamiento ambiental y la prevención de la contaminación, y potenciando a su vez la generación de propuestas innovadoras. Actualmente existen dos sistemas voluntarios que pueden ayudar a las organizaciones para estos objetivos: la serie de normas ISO 14001 y el Sistema Comunitario de Gestión y Auditoría Medioambiental –EMAS-.

La serie ISO 14000 es un conjunto de normas internacionalmente aceptadas que expresan cómo establecer un Sistema de Gestión Ambiental efectivo capaz de contribuir, de manera simultánea, al mantenimiento de la rentabilidad y a la reducción de los impactos en el ambiente.

Por otro lado, el esquema europeo EMAS establece las pautas para evaluar y mejorar el comportamiento ambiental de empresas mediante la definición de la política medioambiental de la empresa, la implantación de sistemas de gestión ambiental (engloba automáticamente las directrices de la norma ISO 14001) y el desarrollo de auditorías ambientales. El Reglamento EMAS implica exigencias superiores a las de las normas ISO 14001 al requerir, por ejemplo, que varios documentos (Política Ambiental, Declaración Ambiental, etc.) sean de carácter público y la realización de una evaluación ambiental inicial.

Las auditorías ambientales son un instrumento para evaluar de manera sistemática, periódica, objetiva y documentada la eficacia de la organización, su sistema de gestión y los procedimientos destinados a la protección del medio ambiente. El objeto de estas auditorías es facilitar el control de las prácticas que puedan tener efectos sobre el medio ambiente y evaluar su adecuación a las políticas medioambientales de la empresa.

Sistemas de gestión del ecodiseño

La norma internacional UNE-EN ISO 14006 (Sistemas de gestión ambiental. Directrices para la incorporación del ecodiseño) establece las bases para la implantación un sistema de gestión que asegure la incorporación del ecodiseño en una organización. La norma especifica los requisitos del proceso de diseño y desarrollo de los productos y/o servicios de una organización, que capacitan a ésta para establecer una sistemática de mejora continua de sus productos y/o servicios desde el diseño y desarrollo.

Un sistema de gestión del ecodiseño es una valiosa herramienta para ayudar a las empresas a establecer los elementos de guía para la organización en materia de ecodiseño, estableciendo estrategias, políticas y objetivos relacionados con el diseño ecológico de producto.

Los sistemas de gestión de ecodiseño son directamente aplicables a entidades que realicen actividades de diseño o rediseño de productos y/o servicios. En este sentido, estos sistemas de gestión se diferencian de los sistemas de gestión ambiental, que se centran en la mejora de todos los aspectos ambientales generados en los procesos productivos. Los sistemas de gestión de ecodiseño implican la identificación, control y mejora continua de los aspectos ambientales de los productos o servicios.

Etiquetado ecológico

Actualmente existe un sistema de ecoetiquetado voluntario creado por la Unión Europea en 1992, que tiene por objeto promocionar aquellos productos con impacto ambiental reducido, en comparación con otros productos de la misma categoría, así como proporcionar a los consumidores orientación e información suficiente.

La Eco-Etiqueta Europea está reconocida en los Estados Miembros de la Unión Europea, así como en Noruega, Islandia y Liechtenstein, y se puede aplicar a productos englobados en alguna de las siguientes categorías: electrodomésticos, equipamiento eléctrico y electrónico, ordenadores, textiles y calzado, productos del papel, lubricantes, productos de limpieza, productos de belleza, etc.

El ecoetiquetado puede aportar numerosos beneficios a la empresa, como la diferenciación frente a la competencia, la mejora de la imagen de marca y la entrada en nuevos mercados. La solicitud de la etiqueta ecológica para un determinado producto implica la certificación del cumplimiento de determinados requisitos medioambientales que prueben que el producto mejora de forma significativa aspectos ambientales durante todo su ciclo de vida.

Las normas ISO proporcionan el marco de referencia más empleado para el ecoetiquetado voluntario de productos y servicios. Las normas que regulan este tipo de etiquetados pertenecen a la familia UNE-EN ISO 14020 Etiquetas ecológicas y declaraciones ambientales y distinguen tres tipos de etiquetado:

  • UNE-EN ISO 14021 Etiquetado ecológico Tipo II. Auto-declaraciones medioambientales.
  • UNE-EN ISO 14024 Etiquetado ecológico Tipo I. Principios generales y procedimientos
  • UNE-EN ISO 14025 Declaraciones ambientales tipo III. Principios y procedimientos

Sectores más activos en eco-innovación

Aunque la ecoinnovación es una actividad de carácter horizontal aplicable a cualquier sector de actividad, existen ciertos sectores que, a priori, presentan un mayor potencial de aplicar este tipo de innovación. Fundamentalmente se trata de empresas altamente intensivas en la generación de residuos y/o el consumo de energía.

De acuerdo al estudio realizado por el Observatorio de Eco-innovación de la Comisión Europea, el sector de la construcción ocupa el primer puesto en cuanto a potencial de eco-innovación y liderazgo estimado para el año 2030. En concreto, se estima que el ahorro energético en edificios es la primera medida a nivel mundial para reducir el impacto ambiental de las actividades del hombre. El transporte juega también un papel clave para la reducción del consumo energético, tanto con el desarrollo de nuevas tecnologías de vehículos motorizados, como la implantación de nuevos conceptos de transporte que fomenten la reducción del uso.

Por otro lado, para la reducción de emisiones y residuos, es fundamental el desarrollo de la química ecológica, que fomentará la eco-innovación en sectores como el de los productos biológicos, alimentación y envasado.

Otros sectores que presentan un potencial importante de mejora a nivel medioambiental son el de las Tecnologías de la Información (con el desarrollo de conceptos como el de Smart Cities), el de Bienes de Consumo o el Sector Sanitario.

Construcción sostenible

La ecoinnovación en el sector de la construcción se basa en los principios básicos de construir sin destruir y lograr más con menos. El sector de la construcción presenta un elevado potencial para la eco-innovación, a través de prácticas como las siguientes:

  • Reducir el consumo de recursos naturales mediante la reutilización de edificios o el reciclado de materiales, incluyendo desperdicios de demolición.
  • Potenciar el uso de uso de materiales de producción local y materiales de fácil y rápida renovación y que contengan pocos o ningún elemento tóxico.
  • Aumentar la eficiencia en el uso de energía mediante la disminución de la demanda de energía de los edificios, la mejora del rendimiento de las instalaciones o el empleo de fuentes de energía renovables.
  • Fomentar el uso eficiente de los recursos de agua considerando equipos de bajo consumo, reducción en el uso, la cosecha de lluvia y la reutilización de las aguas grises resultantes de lavabos, duchas, fuentes, etc.
  • Mitigar el impacto de los nuevos edificios sobre el ecosistema teniendo en cuenta para su ubicación aspectos como: topografía, infraestructuras e instalaciones de servicios existentes, el suelo, la huella del edificio, la permeabilidad de las superficies y el clima, etc.
  • Crear espacios con buena calidad ambiental interior incluyendo mejoras en ventilación, reducción de fuentes contaminantes en el interior del edificio, control de iluminación, etc.

Movilidad y transporte

El transporte juega un papel esencial en la economía mundial, facilitando los intercambios económicos y culturales y generando más de 10 millones de empleos en la Unión Europea. Sin embargo, es también una de las actividades con mayor repercusión negativa en el medioambiente. El transporte representa cerca de la tercera parte del consumo final de energía en los países miembros de la Unión Europea y más de una quinta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero.
 
La transformación necesaria en el sector transporte requiere, por un lado, cambios profundos en la organización de las sociedades y la mentalidad de las personas, el desarrollo de sistemas inteligentes de gestión de la movilidad y sistemas de transporte público avanzados. Por otro lado, se requieren importantes desarrollos tecnológicos para poner en marcha nuevos vehículos energéticamente más eficientes y que utilicen, en la medida de lo posible, fuentes de energía renovables.
 
En esta línea se han adoptado recientemente fuertes medidas para promover el uso de carburantes alternativos, por un lado mediante los incentivos fiscales y por otro mediante la obligación de uso. El objetivo marcado por la directiva europea 2009/28/CE y la Ley de Economía Sostenible 2/2011 es alcanzar una cuota mínima del 10% de fuentes de energía renovable en el consumo energético del sector transporte, incluyendo el uso de biocarburantes y electricidad renovable.
 
Existe un gran potencial de ecoinnovación en el sector transporte, a través de prácticas como las siguientes:

  • Fomento del uso del transporte público y programas de car-sharing. Estas medidas pueden llevarse a cabo tanto desde las administraciones como a nivel empresarial favoreciendo su utilización entre los empleados.
  • Utilización de biocarburantes como sustitución de los combustibles fósiles.
  • Renovación de flotas de vehículos incorporando vehículos eléctricos o híbridos que permitan reducir el consumo de carburantes tradicionales.
  • Fortalecimiento del ferrocarril como medio de transporte de mercancías sostenible.
  • Reducción del peso de la mercancía como medida para reducir el consumo de combustible, que puede llevarse a cabo tanto mediante la optimización y el rediseño de los medios de transporte y sus componentes.
  • Reducción de las rutas de transporte mediante optimización de la logística en el suministro y distribución de productos.

Alimentación y Bebidas 

El sector de la alimentación y las bebidas presenta amplias posibilidades de ecoinnovación. La gestión del agua, la reducción y recuperación de residuos y el uso eficiente de recursos, son factores prioritarios en los que es necesario minimizar el impacto ambiental del sector alimentación y bebidas. También cobra gran importancia el desarrollo de procesos de envasado más eficientes.

Algunas de las prácticas que pueden realizarse en las empresas del sector para minimizar su impacto ambiental son:

  • Utilización de programas de mantenimiento planificado de los equipos, para evitar descargas accidentales de residuos o emisiones.
  • Separación de subproductos para reducir la generación de residuos y optimizar su reutilización, por ejemplo como fertilizantes, obteniendo así beneficios medioambientales y económicos.
  • Utilización de métodos eficaces de limpieza que minimicen el consumo de agua y la contaminación, como por ejemplo la limpieza en seco.
  • Reducción de las cantidades de fósforo, sólidos en suspensión, aceites y grasas en las aguas residuales, mediante el uso de equipos de tratamiento de aguas.
  • Minimización del consumo de energía.
  • Reducción del material de envasado y disminución de su impacto ambiental mediante la utilización de materiales biológicos (fabricados a partir de fuentes biológicas) o biodegradables (aquellos que en última instancia se degradan en un período de tiempo relativamente corto de tiempo).