• El crecimiento del PIB recae en la demanda nacional (consumo e inversión), ante una contribución negativa del sector exterior.
• La Cámara de España prevé un crecimiento del 2,4% para 2025 y del 1,9% en 2026.
• Productividad y reducción del endeudamiento público, principales retos de la economía española.

Madrid, 29/07/25.- Según el avance de la Contabilidad Nacional Trimestral publicado hoy por el Instituto Nacional de Estadística, el crecimiento de la economía española se situó en el 2,8% interanual durante el segundo trimestre de 2025, tasa similar a la registrada en el trimestre precedente. En tasas trimestrales, el avance del PIB fue del 0,7%, 1 décima porcentual por encima de la registrada en el primer trimestre.

La solidez que ha mostrado el PIB de España en el segundo trimestre puede atribuirse a la demanda nacional, ya que la aportación al crecimiento de la demanda externa sigue siendo negativa (-0,6 puntos porcentuales, 2 décimas menos que la experimentada el trimestre precedente). En este sentido, las importaciones vuelven a registrar un crecimiento superior al de las exportaciones (5,6% interanual las primeras frente al 3,3% de las segundas).

Desde el punto de vista de la demanda nacional, el gasto de los hogares siguió creciendo en el segundo trimestre de 2025. Aunque el ritmo interanual fue ligeramente menor que el del trimestre anterior —dos décimas menos—, sigue siendo notable. De hecho, en comparación con el trimestre previo, el aumento fue del 0,8%, tres décimas por encima del registrado en los tres meses anteriores. Por su parte, el consumo público ha crecido un 1,8% interanual, frenándose 4 décimas respecto al dato del primer trimestre.

La inversión en el segundo trimestre de 2025 mostró, en general, un comportamiento positivo. En comparación con el mismo periodo del año anterior, la destinada a construcción creció con mayor vigor (3,6% frente al 2,6% del trimestre previo). La inversión en bienes de equipo y maquinaria ganó impulso, pasando del 9,1% al 11,0%. En conjunto, la formación bruta de capital fijo creció un 5,6% interanual, acelerándose 1 punto porcentual respecto al dato precedente (4,6%). Si consideramos la evolución respecto al trimestre anterior, la inversión en construcción se moderó (crecimiento del 1,6%, por debajo del 2,4% anterior), mientras que en bienes de equipo se aceleró ligeramente, 3 décimas porcentuales, hasta crecer un 2,1% intertrimestral. Como resultado, la formación bruta de capital fijo total repuntó un 1,6% trimestral en el segundo cuarto del ejercicio, 3 décimas por debajo del crecimiento registrado en el primero.

El empleo medido en términos de puestos de trabajo equivalente a tiempo completo experimentó un crecimiento del 3,5% interanual, acelerándose respecto al avance del primer trimestre (2,9%). Se trata de un dinamismo significativo que ha permitido crear más de 650.000 puestos de trabajo en el último año.

Cabe destacar que en este segundo trimestre del año la tasa a la que se crea empleo se ha situado por encima del crecimiento interanual del PIB, por lo que la productividad por puesto de trabajo a tiempo completo aparece estancada (variación trimestral del 0%), mientras por hora efectivamente trabajada se recorta en 0,8 puntos porcentuales.

Por último, es interesante también destacar, respecto de las rentas, el incremento en la remuneración de los asalariados (avance en el trimestre del 1,9% y del 7,6% respecto al mismo periodo del año anterior), frente al estancamiento del excedente empresarial (variación intertrimestral del 0,1% e interanual del 3,2%).

Perspectivas y recomendaciones de la Cámara de España

Con base en la evolución que viene siguiendo la economía española durante los últimos trimestres, la Cámara de Comercio de España mantiene sin cambios sus previsiones de crecimiento tanto para el conjunto del año 2025, como para 2026. En concreto, este año se espera un avance del PIB del 2,4%, que podría ralentizarse hasta el 1,9% en 2026. En cualquier caso, se trata de previsiones sujetas a notable incertidumbre dada la volatilidad del contexto económico global. El principio de acuerdo comercial alcanzado recientemente por Estados Unidos y la Unión Europea supone un incremento efectivo de los aranceles a los que tendrán que hacer frente las exportaciones europeas al país norteamericano (también las españolas), lo que podría restar alguna décima al crecimiento esperado.

La Cámara de España espera que el avance en el empleo (en términos de Encuesta de Población Activa) sea del 2,0% durante 2025 y del 0,9% durante el próximo año, generándose más de 440.000 empleos este año y 207.000 el próximo.

En este contexto hay que mencionar algunos retos que sigue siendo necesario afrontar a la mayor brevedad de cara a garantizar un crecimiento sostenible en el medio y largo plazo, capaz de mitigar parcialmente el efecto de la convulsa situación económica internacional. La productividad es uno de dichos desafíos. Se vuelven a encadenar dos trimestres consecutivos de descensos interanuales en la productividad del factor trabajo, lo que no es una buena noticia. La mejora de la eficiencia productiva es imprescindible para que la economía pueda generar riqueza en un entorno en el que es necesario hacer frente a gastos crecientes (en el ámbito de las pensiones, la sanidad o la defensa, por ejemplo). Sin incrementos de productividad, el crecimiento económico será insuficiente para generar los ingresos necesarios sin recurrir a mayores niveles de endeudamiento o incremento de impuestos.

Relacionado con lo anterior, es importante acelerar la reducción del endeudamiento público. El elevado nivel de deuda pública que tiene España limita la capacidad para invertir en infraestructuras, educación y otras áreas vitales para el desarrollo de largo plazo. Además, la reducción del endeudamiento y la estabilización de las finanzas públicas mejoraría la confianza de los inversores y reduciría los costes de financiación a largo plazo, tanto para el Estado como para las empresas. En paralelo, sería necesario avanzar en una estrategia de consolidación fiscal a medio plazo que reduzca el gasto público por la vía de la eficiencia, y no a través de una mayor carga impositiva.

Por lo tanto, un enfoque integrado que combine aumento de la productividad y gestión prudente de la deuda pública sería recomendable para garantizar un crecimiento económico robusto y sostenible. Mejora del capital humano, reformas que sitúen a la empresa en el centro de la política económica y que promuevan un entorno propicio para el desarrollo de su actividad, o fortalecimiento del mercado nacional, son objetivos a los que asimismo no se debería renunciar desde la Administración.