• El crecimiento para el conjunto de 2019 podría situarse en el 2,0%, creándose 316.000 puestos de trabajo
  • Urge reducir el endeudamiento de la economía para afrontar con garantías esta etapa de ralentización económica

Madrid, 29/03/19.- El crecimiento de la economía española durante el último cuarto del año 2018 se desaceleró dos décimas respecto al avance del trimestre precedente, de acuerdo a los datos de Contabilidad Nacional Trimestral publicados por el Instituto Nacional de Estadística. Con ello, la tasa de crecimiento del PIB en el conjunto del año 2018 se situó en el 2,6%, 4 décimas inferior a la registrada un año antes.

A pesar de la paulatina ralentización de la economía a lo largo del ejercicio, se mantiene el mayor dinamismo respecto a la economía europea. En concreto, el diferencial positivo de crecimiento con el conjunto de la Unión Europea durante este cuarto trimestre del año fue de 0,9 puntos porcentuales, mientras que con relación a la media de la zona euro fue de 1,2 puntos porcentuales.

La evolución descrita durante el año se ha basado en una aportación al crecimiento de la demanda nacional que se ha mantenido sin cambios respecto a 2017 (2,9 puntos porcentuales), mientras que la contribución de la demanda externa tornó en negativo durante 2018. En concreto, en el conjunto del ejercicio, la aportación de la demanda externa se situó en -0,3 puntos porcentuales, 4 décimas peor que la registrada en 2017 (+0,1 p.p.). En este ámbito destaca la notable desaceleración en materia exportadora, al aumentar las exportaciones de bienes y servicios en 2018 a un ritmo que supone la mitad del alcanzado en 2017 (2,3% frente a 5,2%).

Por ramas de actividad, destaca la importante desaceleración del sector industrial, cuya producción pasó de crecer a una tasa del 4,4% en 2017 a un modesto ritmo del 1,1% en 2018. Por el contrario, el sector de la construcción incrementó su pulso, con un avance en el año 2018 del 7,6%, 1,4 puntos porcentuales superior al aumento experimentado durante el ejercicio anterior.

La economía continuó creando empleo durante el último año, aunque a un menor ritmo que en el pasado. Así, en el conjunto de 2018 se crearon unos 465.000 puestos de trabajo, una cifra inferior a la de 2017, año en el que se generaron más de 500.000 empleos.

De acuerdo a estos datos cabe destacar cómo la productividad de la economía se redujo dos décimas en el último trimestre de 2018, intensificando la caída experimentada el trimestre precedente (-0,1%). Concluye así un año en el que la productividad del factor trabajo, en conjunto, se ha mantenido estancada. El avance registrado en el primer semestre se compensó con el descenso de la última parte del año.  

Perspectivas

La evolución descrita pone de manifiesto la incertidumbre que refleja el contexto económico internacional, a la que hay que añadir la derivada de la situación interna, tanto económica como política.

La ralentización de la economía mundial cada vez es más evidente. La escalada proteccionista está afectando en mayor medida a países como Alemania o Francia, donde las exportaciones representan una parte importante de su crecimiento. El impacto en estos países se traslada al resto de Europa en forma de menor demanda de productos y servicios. A lo anterior hay que añadir la incertidumbre asociada al Brexit, cuyos efectos afectarán a toda la Unión Europea, incluida España, sobre todo si esta salida no es pactada.

En el ámbito interno, la incertidumbre derivada del proceso electoral abierto, la ausencia de unos nuevos Presupuestos Generales del Estado, la persistencia del problema en Cataluña, o la ausencia de ciertas reformas estructurales de calado, no permiten vaticinar un mayor dinamismo para la economía española en los próximos trimestres.

En este contexto, la Cámara de Comercio de España considera que la actividad económica mantendrá la senda de moderación a lo largo de 2019. El crecimiento para el conjunto del año podría situarse en el 2,0%, 6 décimas inferior al experimentado durante 2018. Esta ralentización traerá como consecuencia una menor creación de empleo. En concreto, el número de ocupados (medidos en términos de empleo equivalente a tiempo completo) podría incrementarse un 1,7% en 2019, 9 décimas porcentuales menos que la tasa registrada en 2018, lo que se traduciría en una creación de 316.000 puestos de trabajo. Por su parte, la tasa de paro podría reducirse hasta el 14,4% al finalizar el año.

Ante este contexto de ralentización global e interna, es urgente afrontar los desequilibrios de los que todavía adolece la economía española. En particular el elevado endeudamiento que mantiene. Sería recomendable corregir este problema por la vía del gasto, cumpliendo escrupulosamente con la senda de déficit comprometida con Bruselas. Apostar por una subida de impuestos para solucionar el problema podría afectar a la competitividad de las empresas, a la creación de empleo y a la capacidad adquisitiva de las familias, desacelerando aún más la demanda nacional y, por tanto, el crecimiento.

Motores del crecimiento

La menor aportación al crecimiento de la demanda nacional en el cuarto trimestre de 2018 respecto al trimestre anterior estuvo basada en un avance de la inversión más moderado que el registrado en el trimestre precedente. En particular, en lo que respecta a la formación bruta de capital en maquinaria y bienes de equipo, cuya ralentización alcanzó 3,5 puntos porcentuales (crecimiento del 2,8% interanual en el cuarto trimestre frente al 6,3% del trimestre anterior).

Esta menor aportación de la demanda nacional no fue compensada por la demanda externa, que mantuvo su aportación negativa de 2 décimas. Esto es así por el crecimiento de las exportaciones, que siguió ralentizándose (1,0% interanual en el cuarto trimestre frente a 1,7% en el tercero) y porque las importaciones moderaron su ritmo de avance casi en la misma medida (1,7% interanual en el último trimestre del año frente al 2,3% registrado en el trimestre anterior).

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