El sector privado genera 9 de cada 10 empleos creados en el tercer trimestre del año
El paro se incrementa en 60.100 personas frente al trimestre anterior (+2,4%), pero disminuye en 140.900 en relación con el mismo periodo de 2024
La ocupación aumenta en 118.400 personas (+0,5 %), aunque la creación de empleo del tercer trimestre es inferior a la del mismo periodo de 2024 (+138.300)
Consolidar un entorno estable, predecible y competitivo es condición necesaria para sostener el empleo y el crecimiento.

Madrid, 24/10/25.- Según la Encuesta de Población Activa correspondiente al tercer trimestre del año, publicada hoy por el INE, el número de ocupados alcanzó las 22.387.100 personas, un 0,5% más que en el trimestre anterior (+118.400) y un 2,6% por encima del nivel registrado en el mismo periodo del año 2024 (+564.100). La creación de empleo correspondió principalmente al sector privado, responsable del 90% de los puestos de trabajo generados en el periodo. En términos interanuales, el sector servicios lideró una vez más el aumento de la ocupación, concentrando 315.600 nuevos ocupados (el 55,9% del incremento total).
En cuanto al empleo asalariado, creció en 129.200 personas respecto al trimestre previo (+0,7%) y en 442.800 en términos interanuales (+2,4%). Por el contrario, el número de trabajadores por cuenta propia experimentó un leve descenso del 0,3% respecto al segundo trimestre (-10.500 personas), aunque aumentó un 3,9% interanual (+122.400 personas).
Por su parte, la población activa experimentó una subida de 178.500 personas en el tercer trimestre del año respecto al anterior (+0,7%), un 78,5% correspondiente a la incorporación de población española (+140.100 personas). En términos interanuales, el incremento fue de 423.100 personas (+1,7 %).
La población inactiva prolongó el descenso iniciado en el segundo trimestre, con una disminución del 0,4% (-65.500 personas), aunque registró una nueva subida en términos interanuales (+0,6%, +108.800 personas).
El número de personas en paro aumentó en 60.100 con respecto al trimestre anterior (+2,4%) en tanto que disminuyó en 140.900 en relación con el mismo periodo de 2024 (-5,1%), ascendiendo a un total de 2.613.200 personas desempleadas. Con ello, la tasa de paro se elevó hasta el 10,45%, 0,17 puntos más que en el trimestre anterior (10,29%) y 0,76 puntos por debajo que hace un año (11,21%).
Por último, centrando el análisis en la situación de las familias, el número de hogares con todos sus miembros activos en paro se redujo un 0,8% trimestral (-6.100 hogares) y un 7,5 % interanual (-63.700), hasta situarse en 790.800 hogares.
Perspectivas
Los datos del mercado de trabajo español correspondientes al tercer trimestre de 2025 ponen de manifiesto cierta ralentización en la creación de empleo, con un moderado avance de la ocupación al tiempo que aumenta ligeramente el paro, debido al incremento de la población activa. Una vez más, el sector privado, impulsado por la temporada estival, ha protagonizado el aumento de la ocupación.
Esta paulatina moderación del ciclo económico convive con un entorno incierto, tanto interno como global. En el frente internacional, la tensión comercial y el clima de inseguridad geopolítica han perdido intensidad de forma gradual en los últimos meses. Los acuerdos alcanzados por Estados Unidos con varios de sus principales socios —en especial el anunciado con la Unión Europea en julio— han contribuido a reducir parcialmente la incertidumbre sobre el marco comercial que se perfila.
A muy corto plazo, parecen descartados los escenarios más extremos de nuevas subidas arancelarias y rondas de represalias. No obstante, persisten interrogantes sobre el rumbo de la disputa comercial, el resultado de las negociaciones en curso y la evolución de las tensiones geopolíticas. En conjunto, estos factores apuntan a que la incertidumbre global continuará siendo elevada en los próximos meses.
En este contexto, los datos del mercado laboral español deben interpretarse con prudencia y perspectiva. En el plano interno, persisten retos estructurales que requieren una respuesta firme, especialmente en el mercado de trabajo. El Estudio sobre Clima Empresarial en España, elaborado por la Cámara de España, indica que el 54% de las empresas se muestran optimistas sobre su evolución en 2025 y el 52% mantiene esa visión para 2026; sin embargo, dicha confianza se ve atenuada por la incertidumbre política, señalada como el principal riesgo para la economía.
De cara a su actividad, las compañías identifican tres preocupaciones principales —el incremento de los costes laborales, la presión fiscal y la escasez de perfiles adecuados—. Para afrontarlas, resulta prioritario reforzar la conexión entre educación y empleo, modernizar las políticas de intermediación y formación, agilizar los trámites administrativos que encarecen la contratación y mejorar la eficacia de las políticas pasivas incentivando la búsqueda activa de trabajo. Estas medidas contribuirían a dinamizar el mercado laboral y a favorecer una creación de empleo más estable y sostenible en un entorno de transformación tecnológica y cambios demográficos.
En este contexto, se impone un enfoque estructural para dar respuesta a estos desafíos. Por ello, la Cámara de España aboga por avanzar en las reformas que condicionan la calidad y la durabilidad del empleo: adaptar la formación profesional y universitaria a las necesidades del tejido productivo, evaluar con rigor la eficacia de las políticas activas, reducir las barreras burocráticas a la contratación y fomentar una transición más ágil hacia el empleo. Paralelamente, resulta esencial que el marco regulatorio y fiscal promueva la competitividad empresarial mediante una administración más sencilla, la revisión de las cotizaciones sociales y el impulso a la inversión productiva y a la creación de empleo de calidad.
Al mismo tiempo, el fortalecimiento del tejido productivo —pilar de la economía social de mercado y de la creación de empleo— exige políticas favorables a la empresa que la sitúen en el centro de la estrategia económica. Entre ellas, destacan la reducción de cotizaciones sociales, la simplificación del Impuesto sobre Sociedades, la eliminación de cargas administrativas innecesarias y la revisión de determinados umbrales regulatorios, con el objetivo de impulsar el crecimiento, la inversión, el emprendimiento y el empleo.
En definitiva, España encara el último tramo del año con un mercado laboral sólido pero más contenido, aún condicionado por desequilibrios estructurales. Para consolidar los avances será imprescindible mejorar la calidad del empleo y garantizar un entorno estable, predecible y competitivo que estimule la inversión y la contratación. Un tejido productivo resiliente, eficiente y competitivo constituye, en última instancia, la condición indispensable para sostener el crecimiento del empleo y de la economía.